Pequeños detalles organizados en forma armoniosa

hacen que una celebración sea inolvidable.



sábado, 12 de marzo de 2011

Como casarse con un extranjero y no morir en el intento

Paseando por la net me topé con el blog de Ana (http://apuntesideasimagenes.wordpress.com) donde cuenta que se casó en argentina y algunas de las cosillas por las que tuvo que pasar. Me encantó su forma de relatar las cosas, entonces le pedí que me cuente algo de su casamiento... disfruten!
Y como dice Ana, vale la pena!


Como casarse con un extranjero y no morir en el intento

Hace poco, Silvina muy amablemente me invitó a compartir las vivencias de mi casamiento con las lectoras de Espacionovias. Por motivos logísticos (el novio estaba en EEUU), la organización del casamiento recayó sobre mis espaldas. Tuve más de un dolor de cabeza pero también tuve la libertad de elegir todo a mi gusto.

Trajes de los novios.

Mi vestido lo hizo Geraldine Carruthers. En una hora y media tuvimos el diseño listo. Para mí, lo importante era que fuera diferente a los de mis hermanas y que hiciera lucir un collar que me había regalado mi (actual) marido.

Lo que distingue mi boda del resto es que el novio usó una falda. En realidad, no se llama falda sino kilt y es lo que viste en ocasiones especiales. Mi marido Sean es galés (de Brecon, no de la Patagonia) y como su mamá es escocesa, a él le está permitido llevar el tartán del clan de su madre, Ancient Ferguson. (Aclaro que todos los días usa ropa común y corriente).

El casamiento por civil fue en el Registro de Haedo (partido de Morón, Bs As), donde los highlanders no abundan. Mientras esperábamos nuestro turno en la calle, un chico señaló a Sean y le dijo a la mamá – ¡Mira! un hombre en pollera- con cara de “el mundo se volvió loco.”

Registro Civil

Para empezar, me fijé en la web del Registro Civil la lista de documentos que debía presentar. Luego, llamé a la oficina para confirmar la información. Al tener Sean DNI de extranjero, el trámite era más fácil – me evitó tener que tramitar un certificado de domicilio con el pasaporte, que iba a ser complicado porque estaba fuera del país por trabajo.

30 días antes de la fecha que quería, 20 de mayo, fui al Registro con toda la documentación. Me atendió una señora que no estaba muy al tanto de las reglamentaciones ya que me pidió cosas como partidas de nacimiento. Casi me muero. Por suerte, la chica divina que me había atendido por teléfono la corrigió desde la otra punta, bien al estilo Gasalla, pero sentí que me salvó la vida.

Los testigos tuvieron que ser argentinos porque no llegábamos a tramitar el certificado de domicilio para mi cuñado y presentarlo a tiempo, porque que viajaba el día anterior al casamiento.

La iglesia… la iglesia.

Decidimos hacer la ceremonia religiosa -y fiesta- en Ramos Mejía, en la iglesia Ntra. Sra. del Carmen. No hubo ningún problema con mi certificado de bautismo pero la secretaria se negó terminantemente a aceptar el de Sean porque era una fotocopia. Insistió en que tenía que ser un original emitido con menos de seis meses de antelación (o algo así).

Le expliqué que nadie podía ir hasta Gales a solicitarlo en persona. ¿Podía ser fax o email? ¡NODENINGUNAMANERA! No hubo caso, no podía seguir el trámite. No hace falta transcribir los adjetivos que se me ocurrieron en ese momento.

Averigüé en la Iglesia Anglicana, ya que Sean es anglicano (de nombre nomás), pero se me ocurrió una idea mejor: hacer lio. Escribí un email al Obispado de San Justo contando lo que pasaba y diciendo que si no hacían algo, no me casaba por iglesia y punto.

Grande fue mi sorpresa al abrir el correo y ver la respuesta del secretario del Obispo. Me citó en su parroquia, me escuchó y me explicó que en realidad no importaba si el certificado era original o no porque no es católico. ¡Cómo disfruté cuando levantó el teléfono y le indicó a la secretaria parroquial (que osó contradecirlo) que aceptara la copia!

Casarse con un extranjero no es fácil pero tampoco imposible. Es imprescindible tener mucha paciencia porque requiera algún trámite o documento extra pero ¡vale la pena!



GRACIAS ANA!!

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